¡Qué pregunta! ¡Si sabremos de esto quienes alguna vez hemos estado tratando de perder peso! En carne propia hemos sufrido las consecuencias de la obesidad en términos de salud y estética. ¡Y pensar que, siglos atrás, se la consideraba como un signo de buena salud! Pero hoy en día, sabemos que es un problema no estar en forma.
Definición del problema
En primer lugar, establezcamos: ¿Qué es estar "en forma"?
- Su cuerpo no es armónico, es decir, presenta acumulación de grasas que podrían estar localizadas o distribuidas en todo el cuerpo.
- Lleva una vida sedentaria y realiza poca actividad física.
- Se fatiga al realizar ciertas actividades que otras personas consideran totalmente normales y pueden realizar sin cansarse ni alterarse.
¿Y si no estoy en forma? ¿Cuál es el problema?
- No estar en forma disminuye tu autoestima: las personas que no están en forma, al igual que las obesas, suelen tener una imagen pobre de sí mismas y, debido a ciertos sentimientos de rechazo e inferioridad, tienden a aislarse. Esto es especialmente cierto en los años de la adolescencia, pero también es una situación muy común en la niñez y la vida adulta en la que la ansiedad por esta situación desencadena en la ingesta de más alimentos y lleva a una condición de obesidad y la perpetúa.
- La sociedad lo percibe como una apariencia física poco deseable: en muchos países se la considera como una debilidad en el carácter y se discrimina a quienes no están en forma. A algunas personas les cuesta conseguir empleo o hasta se les paga menos por su mala condición física.
- No estar en forma disminuye la capacidad de disfrutar de la vida: Caminar, correr, danzar, dormir bien, estar de buen humor,...cuanto mejor forma física tengamos, más disfrutaremos de la vida. Estar siempre cansados implica una gran pérdida de la capacidad de disfrute.
¿Hay alguna solución?
- Alimentación balanceada: modifica tus patrones alimentarios e ingiere alimentos sanos y nutritivos.
- Ejercicio regular: caminar diariamente a paso ligero, correr, jugar padel o tenis, nadar, pasear en bicicleta, realizar una rutina de gimnasia suave, etc.
- Actividades que brinden relajación o placer: en esto no hay recetas, pues lo que relaja a algunos, puede crear tensión en otras personas. Cada uno sabe cuáles son las actividades que más le agradan: un hobby, tocar un instrumento, tejer, hacer objetos de cerámica, leer, cantar, visitar amigos.
Con un poco de dedicación, podrás recuperar la forma perdida y sentirte mejor.