miércoles, 25 de abril de 2012

LA ENERGÍA DEL SILENCIO




Además de proporcionarnos paz, cultivar el silencio nos permite controlar los sentimientos de rabia, frustración e inquietud.

Al mismo tiempo desarrolla la fuerza de voluntad, aumenta la concentración y hace posible recuperar la energía cuando estamos exhaustos.

¿Cómo lograrlo?

Busque un lugar en el que pueda estar solo, sin interrupciones.  Organícese para reservar un espacio de tiempo diario, donde no sea requerido por nada ni nadie.

Estando de pie, muy derecho, quédese en silencio y concéntrese en la quietud de su cuerpo.  Después de unos minutos verá cómo empieza a producir energía, naturalmente, sólo con su fuerza interior.

Para que este ejercicio sea provechoso, evite recordar, calcular o proyectar ideas.  Sólo esfuércese por estar sereno.

Cultivar el silencio también permite acelerar el proceso de recuperación de una persona enferma, porque así el organismo vuelve a energizarse.




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